Se acercaba esa fecha tan señalada,para los que ya no están con nosotros. Desde que Maite ya no estaba, no había podido ir al cementerio ni a dejarle unas flores. Siempre había sido un chico y fuerte y echado para delante. Pero desde ese día no volvía a ser el mismo. Pase delante de una floristería y compre sus rosas preferidas,me monte en el coche y cuando quise darse cuenta estaba frente al cementerio. Era un día soleado, a Maite le encantaban esos días,decía que la llenan de energía. Abrí la cancela del cementerio tan rechínante como de costumbre ,medio pueblo se había enterado de que alguien había entrado en el cementerio. Al pasar el umbral de la puerta, un viento frío ,hizo que mi piel se erizase, una gran nube transformó  el día soleado  en oscuro,a lo lejos  vi su tumba, estaba reluciente  como si una luz estuvieses encendida dentro. No podía caminar,sentía los pies pegados al suelo. Unas manos frías como el hielo,noté de repente en mi espalda, dándome un empujón hacia delante. Mire atrás,no había nadie, fue una extraña sensación, tal que volvía a mirar. Fui dando pasos despacio, como si fuera a despertar a alguien.  Llegue a su tumba, tenía su rostro en mi cabeza, tan guapa ,tan buena y con la sonrisa más dulce que nunca había visto. Mire a su alrededor y su la lápida era más bonita entre todas. Mi corazón empieza a acelerarse,aprieto con nervios las rosas , siento las espinas clavándose en mis manos,¡dolor y placer! ¡Dolor o placer! No me puedo creer que estés aquí,las lágrimas descienden por mis mejillas,  sigo apretando las rosas, ¡dolor o placer! ¡Dolor o placer! Cuantas cosas te quedaron por cumplir,y ese viaje. ¿A dónde querías ir? Ya, ya, recuerdo a Francia. Tranquila mi amor, yo cumpliré tu sueño, te vendrás conmigo y con la mochila que tú me regalaste y nunca me gusto, pero que siempre uso. Mi llanto fue roto por el rechinar de la cancela, alguien entraba. Una anciana del lugar se me acerco ,y puso su mano en mi hombre ,en señal de consuelo, y siguió su camino. La vi adentrarse entre lápidas, hacia donde estaban las más antiguas. De repente un olor desagradable llego a mi nariz ,mire en todas las direcciones, pero no vi nada. Busque en mi bolsillo un pañuelo,y un viento frío me rozo la nuca,encoji los hombros y sin saber por qué cerré los ojos. Una voz de niña, me susurro al oído: por qué lloras por lo que nunca amaste . Abrí los ojos, mire detrás de mí ,salí corriendo en busca de la anciana, no había nadie. Ahí seguía Maite, como riéndose de mí, con su sonrisa perfecta,mirándome como si me lo perdonara todo. Siempre fue muy rara,que ensuciaba, la habitación,no pasaba nada,si dejaba el baño sucio, no pasaba nada,no pasa nada, los cuchillos de cocina por el baño,no pasaba nada. Nunca se enfadaba. Un día recién duchada y con su perfume favorito,fue a cambiarle el agua a las rosas. Ese olor a  bebe  recién duchado,con el aroma de las rosas, me recordó a una niña que había sido mala conmigo. Me estaba dando cuenta que Maite era mala conmigo. Le cambiaba el agua a las rosas  constantemente para que perdieran su aroma,ella nunca me ponía mala cara, por qué se creía mejor que yo. Me miraba y sonreía,como mirándome con desprecio, pena,o quizás era miedo. Ella siempre estaba radiante, me provocaba con su sonrisa, era mala,sé que se burlaba de mí. Le gustaban las rosas,claro como no,las más caras de la floristería. Siempre derrochando. No lo podía soportar,algo en mí,me decía que debía dejar que se burlara de mí. Un día después de ducharse,se sentó en el sofá verde,el mío. Lo sabía perfectamente,ese era mi sofá. Porque tenía que sentarse ,ese era mi sitio,elle tenía el suyo. Me fui al cuarto a intentar calmarme ,pero mirase donde mirase, ella me provocaba. En el armario había mezclado camisas de manga larga con las de manga corta,porque se comportaba de esa manera. Me fui al salón a preguntarle por tan desorden en el armario,y solo opto a decirme,tranquilo cariño, eso no tiene importancia. Que no tiene importancia,por que me odia tanto. Lleve mis manos a la cara,y me balancee de derecha a izquierda ,como me había enseñado el doctor Sanz en la clínica. ¡Dolor o placer! ¡Dolor o placer! Recuerdo al doctor Sanz como me decía que yo era una balanza y en mí estaba el equilibrio entre dolor o placer. Decía que el dolor era sano,y el tiempo lo curaba todo. Pero el placer era efímero,placentero, sí, pero vacío. Intente calmarme llegar a ese punto medio donde la balanza ya no se mueve. Baje las manos, respire hondo ,uno, dos,tres,volví a coger aire y soltarlo lentamente ,mi corazón volvía a su ritmo,me sentía mejor y lentamente fui abriendo los ojos. Y no me lo podía creer,allí estaba ella,volviendo le a cambiar el agua a las pobres rosas,me abalance sobre ella,agarre las rosas de un manotazo, sintiendo todas sus espinas en mi mano, las tire al suelo. Agarre el jarrón y se lo estrelle en la cabeza,cayó al suelo tiñendo de rojo todas las rosas. Las tristes rosas,volvieron a revivir,tenían el color rojo que toda hermosa rosa debe tener. Me pasé la mano por el pelo,aplastando cada mechón para que se quedara bien quieto,un hilo de baba se desprendía de la comisura de mis labios, y volví a escuchar esa musiquita en mi cabeza. La misma música cuando aquella niña pequeña ,no me quiso regalar su muñeca,na,na,na,na,na. Mi mamá, me enseño que la última voluntad de los muertos hay que cumplirla,a sí que,corte la cabeza de Maite y la metí en la mochila horrorosa. Yo la llevaría a esos sitio que ella quería ir. El resto del cuerpo lo enterré con el de la niñita. Un día, cuando salí a comprar,me encontré con el doctor Sanz,y le conté que me estaba portando muy bien,y ya no necesitaba ningún tratamiento. Me había curado solo. Le conté que la niñita de la muñeca se llevaba muy bien con mi Maite. No entiendo por qué puso cara extraña, pero creo que se alegro por mí. Hasta me recomendó que les llevara flores. Y aquí me tienes mi amor,con tus rosas preferidas.

Y otra vez ese olor desagradable y ese frío en la nuca, busco a la anciana con la mirada. La veo que se me va acercando poco a poco,no quiero molestarla y bajo la mirada ,esperando a que pase. Cuando pasa a mi lado siento que se le cae algo,no me muevo, no me gusta esa mujer,otra vez el escalofrío,la veo alejarse y la misma voz de niña de antes, me susurra al oído,¡la muñeca sigue siendo mía!,me giro, no veo nada ,me levanto,  rápidamente, y ¡JODER! Y la muñeca de la niñita estaba sentada en una tumba. CONTINUARA…

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LA QUERÍA TANTO.

PERDÓN POR MORIRME

 Allí estaba, abatida y sin fuerzas sentada en la cama, en el más doloroso momento de mi vida. Se lo había advertido muchas veces, y se lo repetía cada fin de semana. No vayas solo, algún día te podría pasar algo y tener un accidente. Y no fue cualquier día, fue un mes antes de nuestra boda. Mark murió en un accidente, escalando una montaña, una de sus pasiones favoritas. En nuestro viaje de novios habíamos programado escalar el monte Liamuiga. Un estratovolcán de las islas San Cristóbal y Nieves en el Caribe. Estaba como loco de contento, nos habíamos estudiado todos los rincones de las islas, los mejores restaurantes, dónde tomarnos unas copas, e incluso los rincones más románticos. Los dos nos habíamos enamorados de las islas, y era un sueño poder viajar, y hacerlo juntos. Pero el destino nos tenía preparado otro final. Me costó salir a la calle, pero tenía que retomar mi vida. Lo primero que hice fue ir a la agencia de viajes para cancelar nuestro viaje. Para mi sorpresa, Mark no había asegurado el viaje. Tenía dos opciones; o regalarle el viaje a alguien, o recuperar solo la mitad del dinero. Intenté convencer a mi hermana y mi cuñado, pero después de toda una larga cena, fueron ellos los que me convencieron a que cumpliera el último sueño de Mark. ¡Yo sola!¡ Sin Mark! Una parte de mi se moría por ir, pero, por otro lado, me sentía mal. Era un sueño de los dos, y ahora iría yo sola. Lo estuve meditando unos días y la verdad es que no me vendría nada mal, desconectar durante un tiempo. La gente que me conocía me trataba con lastima, y los que no, me miraban con tristeza y me venía a la memoria el nombre con el que me había bautizo en las noticias. La novia viuda. Estaba decidido, me voy al Caribe. Después de 15 horas de viaje y 4 trasbordos no veía la hora de llegar al hotel. Por el camino había advertido a recepción de mi nueva situación sentimental. No me apetecía llegar y que me recibieran con champagne y bendiciones a los recién casados. En el último aeropuerto, El Internacional de Hato en Curazao, me tome un respiro. Sabía que el hotel estaba muy cerca, así que pedí un café mientras me entretenía viendo como un grupo de choferes de los diferentes hoteles del lugar, sujetaban su pancarta buscando sus clientes. Estaba disfrutando de mi café, cuando en una mirada fugaz vi escrito: Señor y Señora Herriot-Blas. Quería pagar mi enfado con el chofer, pero no era más que un muchacho haciendo su trabajo. No tardamos en llegar al hotel. Su fachada toda pintada de blanco con los marcos de las ventanas en azul, no parecía un hotel de lujo como los que le gustaban a Mark. -Bienvenida, al GRAN HOTEL PARK HYATT ST. KITTS, señora Herriot, dijo el chofer mientras me abría la puerta. Desde fuera no parecía gran cosa, pero al atravesar su puerta giratoria un mundo de elegancia, y delicadeza se postraron ante mí. Sabía del gusto exquisito de Mark, y sabía que le encantaban descubrir rincones nuevos y sin duda este era uno de sus descubrimientos. Era un hotel precioso, con espacios abiertos, grandes ventanales mirando hacia la piscina, a los jardines y a la playa. Subí a la habitación y por los ventanales podías salir directamente desde la habitación, a la terraza y de la terraza a la playa pasando por los grandes jardines. Dentro de la habitación encima la cama había unos pequeños cojines blancos y azules de varios tamaños, pero todos suaves y esponjosos como me gustaban a mí, le daban un toque de color a la habitación. Dos cisnes de toallas y unos pétalos esparcidos por las sabanas, que le daban un toque muy romántico, típico de todos los hoteles enfocados a parejas y recién casados. En la mesa del centro una gran cesta de fruta fresca y típica del lugar. Era imposible resistirse a darle un mordisco a cualquier pieza de fruta. Agarré lo que parecía una manzana, pero su sabor era entre acido y amargo, pero estaba muy buena. Me preguntaba si Mark tendría algo que ver, o eran pequeños detalles del hotel. Me dirigí al baño, esta vez, estaba segura que Mark tenía algo que ver, una orquídea mini azul decoraba una esquina de la ducha, solo Mark sabía de mi pasión por las orquídeas mini. ¡Como te echo de menos cariño! grité mirando hacia el cielo. Y me quede dormida sobre la cama. Me desperté a media tarde, el sol todavía brillaba, aunque ya no con tanta intensidad. Sus rayos sobre el mar creaban un camino de plata hacía el cielo, dándole a la playa le daba un aspecto sensual, lista para esos paseos de parejitas agarrados de las manos robándose besos y arrumacos a escondidas. Me senté en la arena lo más cerca posible del agua, sentía que tenía que hacer algo por Mark, pero no sabía muy bien qué. Después de un rato regrese al hotel, ya estaban sirviendo la cena. Y un camarero, sin previo aviso me trajo sopa de guandú, mire como loca a todos lados, vaya coincidencia, Mark y yo queríamos probar este plato, tenía la sensación de que Mark estaba vivo y escondido detrás de alguna de las columnas y que saldría de un momento a otro. Antes de subirme a la habitación, me di un paseo por los jardines traseros del hotel. Era como una pequeña selva con bancos y rincones para descansar o leer un buen libro. La Luna, el mar de fondo, y la temperatura tan agradable hicieron que me sentara un rato a descansar. Sentía un gran placer estado aquí, y el recuerdo de Mark era menos doloroso, era una sensación muy agradable y extraña a la vez. Mientras mi corazón recordaba mil momentos junto a Mark, alcé la vista y ahí estaba frente a mí, como si me llamase, el Liamuiga. Ahí es donde tenía que ir, e lo debía a Mark. Hablé con Jayden el encargado de planta del hotel. Y él me conto que tenía que ir a Basseterre, y de allí saldría el autobús en dos días. -El señor Herriot, lo dejo todo preparado señorita Herriot. Ahora mismo le traigo su mochila. -Gracias Jayden. Entré en la habitación con una sonrisa, no había dejado ningún cabo suelto, este hombre, me iba a costar mucho vivir sin él. El autobús nos recogió en la puerta a las siete, para llevarnos a Basseterre. Creía que iría sola, pero casi todo el autobús subía al Liamuiga. Estaba emocionada y muy nerviosa. En el autobús nos informaron que subiríamos por los senderos de la izquierda, rodeando la montaña, era más largo, pero mucho más agradable que la subida de la derecha. Fue llegar, y encaminarnos al sendero. Delante mía había una pareja de recién casados haciéndose carantoñas, no lo niego me gustaba verlos era como si me estuviese viéndome a mí misma y a Mark. En lo que sería nuestro viaje de ensueño. Algo tenía esta isla, que pensar en Mark, me hacía como sentirlo vivo, recordándolo con cariño y el dolor se transformaba en paz. Después de tres horas de subida llegamos a la cima, no tengo palabras era impresionante, como si el hombre nunca hubiese puesto los pies allí, y las vistas alucinantes. Desde la cima se veía toda la isla, sin moverte del sitio. Por un momento imaginé la cara de Mark al llegar aquí arriba, cerré los ojos y una brisa suave acaricio mi cara y por un instante sentí la mano de Mark acariciándome. No quería abrir los ojos, para no romper esa agradable sensación. Saqué de mi mochila la primera foto que nos tomamos juntos, la metí en la cajita, con su pulsera y la agarre apretándola contra mi pecho. Me separé un poco del grupo, y en un pequeño muro escondí la cajita con una pequeña nota: QUERIDO MARK: ESTE SUEÑO ERA NUESTRO, Y SERA NUESTRO MIENTRAS VIVA.UN POCO DE TI, SE QUEDA AQUI EL EN NUESTRO VIAJE, NUESTRA ISLA Y EL LIAMUIGA TE QUIERO Y TE QUERRE POR SIEMPRE. CLOE. De vuelta en el autobús, me sentía cansada pero muy bien, sabía que había hecho lo que tenía que hacer y me sentía plena. Sentía la muerte de Mark, pero ya no era un mudo en el alma que no me dejaba respirar. Él dolor se había convertido en mil recuerdos, con él siempre sonriendo. Llegué al hotel estada agotada, me duché y me dejé caer en la cama. Estaba casi dormida cuando vi que en el recibidor había una carta. Mi sorpresa fue ver que era la letra de Mark. Querida Cloe: Primero pedirte, que no te enfades con Jayden fue para mí una gran ayuda. Cloe mi amor, nunca quise a nadie como tú, eres y serás el amor de mi vida por siempre. Siento mucho no haber llegado a mi boda, pero cariño esta enfermedad se adelantó más de lo previsto y me estaba dejando sin fuerzas. Perdóname, por no contarte a ti y a nadie lo de mi enfermedad, pero no hubiese vivido más, sabiendo que todos me mirabais como un invalido, un pobrecillo que se está muriendo. Cuando el doctor me contó lo de mi enfermedad y el poco tiempo que me quedaba de vida, lo siento no podía irme y que mi último recuerdo fuera ver tus ojos con lágrimas, no podía. Perdóname amor por mentirte, pero verte organizar la boda, te aseguro que hizo que ganase una semana más de vida. Té veáis tan feliz, tan guapa y tan radiante que allí a donde vaya me llevo tú recuerdo. A estas alturas ya te habrán encajado las piezas ¿verdad.? . El viaje, advertí a tu hermana y a tu cuñado que te convencieran para que fueras tú. Y no ellos de viaje. . La pulsera, te acuerdas de nuestras primeras vacaciones, que te regale una pulserita verde y para reírnos tú le pusiste una pegatina de un cocodrilo, para que pareciese de las caras. . Cloe, ¿cómo estaba la sopa de guandú? . La orquídea mini del baño, sé que te fijaste porque son tus favoritas. . La mochila preparada, sabía que subirías a nuestra montaña. Cloe, espero que de este viaje no solo te quedes con mi muerte, mírate eres una mujer encantadora y muy valiente. Cómo habrás deducido mi muerte no fue un accidente, me tire al vacío no podía mentirte más, los brazos se me habían paralizado y no podía entrar al altar en silla de ruedas y callándoseme la baba. Te quiero Cloe, y quiero que vivas la vida tal y como lo habíamos planeado. Recuerdas nuestra frase: (VIVIREMOS HASTA MORIR Y MORIREMOS VIVIENDO) Se feliz Cloe, hazlo por mí y por ti, porque nos lo merecemos. POR TUYO SIEMPRE MARK.

Lloré hasta quedarme sin lágrimas abrazada a aquella carta, pero entendía su comportamiento y aunque me hubiese gustado haber pasado más tiempo a su lado, yo misma en su lugar hubiese hecho lo mismo, respire hondo, me arregle el pelo y me baje a la playa. Me tumbé en una tumbona del hotel, pedí un zumo y allí me quede recordando mi vida con Mark. Quizás él ya nunca estaría a mi lado, pero su recuerdo viviría en mí para siempre.

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LUCHARÉ POR SER YO MISMA 

 Vanesa,siempre había querido ser militar,aunque su madre dijera que era cosa de chicos. Se alistó a la marina con su madre en contra. Encontró mil y una dificultades, pero había cumplido con todas las órdenes de sus superiores,sin protestar, ni cuestionar a ninguno de sus mandos. Ser la única mujer,entre tantos hombres ya era difícil,no por los compañeros que la habían acogido como un recluta más. Más bien por los altos mandos,en especial su sargento,más conocido por sus pensamientos machistas que por su labor en el cuartel. En las últimas maniobras de invierno el sargento Garzón, acuso a Vanesa de desobediencia en maniobras e insultos a un superior. Vanesa, había recibido la orden de su sargento de dejar en plena noche,lloviendo,sin comida y sin agua a tres jóvenes reclutas recién llegados. Hasta ahí,no sería más que otra de las muchas novatadas de recién llegado,pero esta vez nadie iría a buscarlos. Vanesa sabía que no habían sido elegidos al azar. Habían sido elegidos por su condición sexual y ella no iba a ser cómplice. Vanesa fue llamada ante sus superiores,para explicar la causas de su desobediencia, sabía que nada de lo que dijera los convencería. Tres hombres machistas acostumbrados a mandar y que obedezcan y ahora una mujer los desafiaba. Catorce días de arresto domiciliario, y 24 horas pendiente del teléfono. Una patrulla podría presentarse a cualquier hora del día o de la noche para asegurarse que cumplía con el arresto. Ese fue su castigo,y una mancha en su expediente,que ya no podría borrar. Pidió cumplir su arresto en su casa, una casa alejada del tráfico urbano, y muy cerca de la playa. Pero viendo la sonrisa burlona del sargento, sabía que había algo más. Las pasaría en casa de sus padres,que esa era la dirección que ponía en el informe de ingreso. Vanesa recogió su petate,esperaba ver a sus padres para llevarla a casa ,pero no estaban. (ni siquiera ha avisado a mis padres,verdad sargento ) dijo en voz alta saliendo por la puerta. Se montó en el autobús y revisó el informe disciplinario. Solo podría salir de su domicilio por causa justificada,de alto grado de gravedad como enfermedad u accidente grave. Cualquier otra salida supondría quebrantamiento de condena y pasaría a ser delito,con penas de prisión de 6 a 12 meses,y despido total del cuerpo. Llegó a la puerta de la casa de sus padres, todo seguía como le recordaba. Una gran porche lleno de plantas,flores y figuritas de barro. Una magnífica entrada que solamente utilizaba quien no nos conocía. Los demás entrabamos por el jardín trasero. Al agarrar la manivela de la puerta trasera,a Vanesa se la escapó una sonrisa,el cerrojo seguía roto. Se había roto cuando ella tenía 12 años y su padre había sido cómplice,no contándole nada a su madre. Eran tiempos donde su padre y ella estaban muy unidos. Entró al jardín,estaba algo cambiado,y su madre había cumplido la promesa de cortarlos, árboles donde Vanesa colgaba su hamaca,y disfrutaba leyendo cualquier libro que caía en sus manos. Pero su madre decía que una señorita tenía que estar bien sentada y no tirada como un perrito faldero. Vanesa,llamó a su perro Keko,pero este no respondía, lo volvió a llamar, pero Keko no apareció. Se acercó a la caseta,pero tampoco estaba.( Seguramente estaría pegado a la chimenea,le encantaba estar a los pies de mi padre,)pensó Vanesa. Siguió andando por el césped,y sintió como los pies se le estaban mojando,el suelo estaba empapado,y el grifo estaba abierto,y parecía que llevaba días así. -¿Qué estaba pasando aquí?, se preguntaba Vanesa. Abrió la puerta trasera, al menos la llave seguía escondida donde siempre. ¡Papa!, ¡mama!, grito preocupada. Siguió andando por la casa, al llegar al salón vio, las maletas que ella le había regalado a sus padres,en sus bodas de plata para irse de crucero. Siguió llamando a sus padres,mientras subía las escaleras. Todo estaba en silencio,abrió la puerta de la habitación matrimonial, despacio  y en la cama había...

Alguien durmiendo,seguro sería su madre. Le  encantada echar la siesta,tapada de pies a cabeza. Mientras se acercada un sentimiento de alivio y miedo se apoderaba de ella. -¡Mama! Toco con suavidad aquel cuerpo dormido. ¡Mama! volvió a llamar, pero esta vez su voz se mezclaba con angustia. Se temía lo peor,y de un tirón aparto la colcha. -¡Joder!...¡me cago en la puta!¿quien coño es este tío? Se echó las manos a la cabeza, tropezó con el mueble y se quedo quieta en una esquina,con las manos en la cabeza. ¡Este tío esta muerto! Salió de la habitación sin despegarse de la pared,sin saber como llego al baño el estomago se le había puesto de revés y vomito lo de tres días atrás. Quizás por los nervios,se echo a llorar, aunque por otro lado sentía un poco de alivio de que no fuera ninguno de sus padres. Llamó a la policía y en cuestión de minutos su casa se llenó de policías,enfermeros, médicos forense,etc. Vanesa estaba angustiada,asustada y con mil preguntas en la cabeza,¿quien era ese tío y que hacia en la cama de sus padres?¿donde estaban sus padres?¿y donde estaba su perro Keko?. Después de un primer interrogatorio en su casa,se llevaron a Vanesa a comisaria,para seguir con el interrogatorio protocolario. Hacía más de 6 meses que no sabía nada de sus padres,habían discutido y su madre que era muy cabezona,había decidido no ir a visitarla más,y conociendo a su padre el tampoco iría. -Esta bien, señorita Vanesa Lago,nos gustaría poder localizarla,para poder hacerle alguna pregunta más,debo informarle que no podrá salir del país...Y antes de que el comisario siguiera con su discurso,Vanesa le contó que estaba con arresto domiciliario y ya sabían la dirección de la casa. El comisario llamó al inspector Lozano para que acompañase a Vanesa a su casa y ella acepto con la cabeza. Tome mi tarjeta por si se acuerda de algo y quiere llamarme. Le ofreció antes de bajarse del coche.Paso tres días registrando su casa,menos la habitación principal. Lo había intentado alguna vez pero el olor a sangre y el recuerdo solo la dejan abrir y al momento cerrar la puerta. Ya habían pasado 5 días de la desaparición de sus padres y la policía no sabia nada. Una de las noches,Vanesa se armó de valor y subió a la habitación de sus padres,con la esperanza de encontrar alguna pista. El olor era desagradable abrió la ventana y se armo de valor. Vanesa estaba muy nerviosa,sentía que en esa habitación podía encontrar alguna pista,pero no sabia que buscar. Buscó pero sin encontrar nada raro,la luz de una de las habitaciones de la casa de enfrente se encendió y a la vez a Vanesa se le ocurrió algo. Sabia que no podía salir de casa,pero no había ninguna norma que no tuviera visita. Así que lo que hizo fue llamar a cada vecino para que le echara una mano en lo que pudieran,e intentar recopilar cualquier información. Estaba segura que algún vecino sabia algo,o había visto algo. -TOC...TOC...sonó la en la puerta principal. -Buenos días, señorita Lago,venimos a informarle, que hemos hallado dos cuerpos en un velero en el puerto deportivo y creemos que podrían ser sus padres. -¿Dos cuerpos? ¿En un barco? Y de repente sintió que su cuerpo se deslizaba,un puño apretaba su corazón y los pulmones querían salirse del pecho, empezó a llorar con el miedo de que realmente fueran sus padres. Los agentes la sentaron un poco y esperaron que se recuperara. -¿Podría usted acompañarnos? dijo el agente más joven. Entre lágrimas y angustia, Vanesa se paso la mano por el pelo,a modo de peine cogió una chaqueta y subió al coche patrulla. Efectivamente eran sus padres. Casi no podía hablar,las lagrimas y la congoja,no la dejaban articular palabra su mirada se había quedado fija en un punto. -Señorita,¿quiere que le traiga ,un café,un té o quizás un vaso de agua? -Muchas gracias,de verdad, pero no. Llevo cinco horas aquí y preferiría irme a mi casa si ya no me necesitan. Al dirigirse a la puerta ,se encontró con el sargento Garzón, el alférez y dos reclutas novatos.(Las noticias habían llegado al cuartel, y vendrían a dar el pésame.¡como si les doliera de verdad!hipócritas) pensó Vanesa. -Recluta Lago,ha cometido un delito saliendo de casa sin previo aviso, y sera juzgada por quebrantamiento de condena... -Váyase usted a la mierda mi sargento,apunte lo también en el delito.

Su cabeza estaba a punto de estallar,¿quién era el muerto en casa? ¿Sus padres muertos en un barco? No tenía ni pies ni cabeza,nada encajaba en la vida de sus padres. Su madre era demasiado glamurosa para meter en casa nadie que ella no considerase chic,y su padre, se mareaba en los coches. Se preparo un té y fue al salón a intentar descansar. Allí estaban las maletas, preparadas para ir a algún sitio. ¿A dónde irían? ¿Por qué no la avisarían de que iban a hacer un viaje? Sabía que su madre seguía enfadada con ella,pero no hasta este punto. La última vez que su madre fue a visitarla,seguía empeñada en convencerla para que dejase esa vida. A la madre de Vanesa,nunca le había gustado la idea de que su hija fuese militar. Su hija había estudiado abogacía y tenía un buen puesto de trabajo en el mejor gabinete de la ciudad. Comprometida con Nacho,su novio de toda la vida ,un buen muchacho con un buen puesto de trabajo e hijo de del mejor abogado de la ciudad. Pero Vanesa siempre había soñado con ser militar. El día de su boda, su madre lo organizó todo, Vanesa ya no podía más. Estaba cansada de fingir algo que no era. Vestida de novia, se dio cuenta de que esa no era la vida que quería ,que todo lo hacía para complacer a su madre,pero ya estaba cansada. Salió corriendo de su casa, no se presento en la boda,y vestida de novia se presento en el cuartel para ser militar. Todavía la llamaban “la novia militar”. Pero lo que nunca supero su madre es que le dijera que no le gustaban los chicos. Pensaba que era un capricho que pronto se le pasaría,que volvería con su novio y volvería a ser abogada. -Quiero que dejes esta jauría de machos, y vuelvas a tu trabajo, ya hable con Nacho para que retrasemos la fecha de la boda. Espero que no me vuelvas a dejar en vergüenza y te comportes como una adulta. Eso fue,lo último que su madre le dijo,y no volvió a pasar por el cuartel, ni a dar noticias suyas. Cuando Vanesa llamaba a casa, su padre siempre le ponía disculpas,pero su madre nunca se ponía al teléfono. De esto ya habían pasado 5 meses. Vanesa cogió su taza de té entre las manos,y pensó en que destino habían pensado sus padres para viajar. Cogió la maleta grande, la estiro en la mesa del comedor,y la abrió. Su sorpresa fue tal que, la taza se le cayó de las manos. ¡La maleta estaba llena de su ropa!,cogió la maleta pequeña, la abrió y también contenía ropa y calzado de ella. No sabía qué hacer,en esa casa se estaba ahogando,no sabía a donde ir,ni a quien llamar. Se acerco a la ventana,y vio a su vecina. La señora Matilde. Cuando ella era pequeña le encantaba ir a su casa. Era una casa vieja llena de adornos y recuerdos,cada cosa tenía su historia y siempre le regalaba algo,todos los niños la adoraban. Cuando su marido se murió en un accidente, enloqueció y nunca asimilo que su marido ya nunca volvería. En el barrio la llamaban, la loca porque decía que su marido estaba con ella,que era una pena que no lo pudiéramos ver. Pero loca o no,ella era feliz y no molestaba a nadie. Llamo a su puerta. -Buenas noches señora Matilde ,siento molestarla a esta hora, pero me siento muy mal,y estoy sola ,¿no se que hacer? -Mi niña,pasa hija,pasa. Perdona el desorden, pero mi marido me lo deja todo tirado.¿Te apetece un té? Vanesa sonrió amablemente y afirmó con la cabeza. Aunque ya estaba dudando si había sido buena idea haber venido. La señora Matilde llego con su bandeja con tres vasos y unas pastas. Vanesa sabia que el tercer,vaso seria para su marido, así que hizo que todo pareciese normal. -Señora Matilde¿puedo hacerle algunas pregunta? Como sabrá mis padres han aparecidos muertos en un barco y un hombre a aparecido muerto en la cama de mis padres. -Mira mi cielo, tus padres siempre fueron buenos vecinos,no quiero ser metiche. Pero mi marido llevaba varios meses ,fijándose que algo pasaba en tu casa,todos los días había un montón de gente rara .Vanesa sabia que con lo de gente rara se refería,a que no eran del barrio. Tu madre presumía que iríais de viaje los cuatro. -¿Que cuatro?.Pregunto sorprendida,Vanesa. - Sí, tus padres,tú y tu novio Nacho. Nacho,visitaba mucho a tus padres,es un buen muchacho. Bueno Nacho y ese hombre de uniforme. -¿De uniforme? Pregunto extrañada. -SÍ,ese que te cuida en el cuartel. Ya me contó tu madre que te cuidan y te quieren mucho. 

 No trabajes tanto,mi cielo,o la oficina te consumirá. -¿En la oficina...? pensó Vanesa,y una sonrisa sarcástica se le escapo entre los labios. Su madre le había contados a todos que trabajaba de secretaria,pero como podía... -Señora Matilde ,me acabo de acordar que deje la plancha encendida,lo siento me tengo que ir. Vanesa llegó a casa se metió en la bañera,y una idea maliciosa empezaba a rondarle por la cabeza. Seria capaz su madre...y su sargento...todo para que ella saliese del cuerpo. No, no podía ser, era su madre. Pero si lo pensaba bien el sargento Garzón se las había echo pasar putas desde el minuto uno. A la mañana siguiente Vanesa se presento en el cuartel ,buscando respuestas. Su sargento le contó que sus sospechas eran reales. Su madre le había pagado una gran suma de dinero para que lo pasara mal y abandonara el cuartel .El sargento le contó, que cuando descubrió que era una buena recluta y podría llegar muy lejos,ella le recrimino que ese no era el trato y que si se quedaba empeoraría su enfermedad. -¿Mi enfermedad? ¿que enfermedad?El corazón de Vanesa se iba acelerando por momentos. -Sí,lo de que te gustas las mujeres,que eres lesbiana,vamos. La verdad es que me defraudaste,pensaba que eras una tía de las de verdad. Para mi, las lesbianas son una panda de ... -¡Cállese!no siga, se perfectamente lo que piensa de las,lesbianas,gays o cualquier otra persona que se diferente. ¡Maldito, homófogo!y de un golpe tiro el lapicero y uno folios de la mesa. Vanesa monto en cólera,entre el dolor de sus padres muertos, el recuerdo de lo mal que se lo había echo pasar a ella y los muchachos jóvenes,no aguantó más y sin pensárselo le dio un puñetazo que el sargento se cayó de la silla. Se montó en su coche y fue en fusca de Nacho. Nacho le confirmó,todo lo que el sargento le había contado. Y el barco y las maletas,eran para llevarse a una isla ,y curarla de su lesbianismo. Su madre decía que era un a enfermedad y conocía la solución. -Vane, hay otra cosa. Tu madre últimamente manejaba mucho dinero,no me preguntes de donde. Te acuerdas de la casita de tu abuela,la de la playa. Ve a la casa de la playa, verás que ya nada queda de aquella casita entrañable,donde jugábamos a escondernos, mientras tu abuela nos preparaba la merienda. Se fue sin despedirse estaba cansada,la cabeza le iba a estallar,se dirigió a la puerta,ya no quería oír más. Aunque tenia una duda. -Una última pregunta,Nacho.¿dónde esta mi perro keko? Tu perro lo regalo, tu madre .Decía que así, seria más fácil engañarte para que te viniese al viaje en barco,y distraerte un poco de la desaparición de Keko. -Vane, siento mucho lo de tus padres,y siento mucho lo nuestro y siento mucho... -No sigas,dejalo. Y salió dando un portazo. Se fue a la casa de la playa,y nada mas llegar,se dio cuenta que Nacho no mentía. Ya nada quedaba de la casa de su recuerdo. Ahora era una de esas casa modernas que parecen enormes cubiletes a la orilla de la playa. En la entrada había muchas plantas,y si su madre había sido fiel a sus costumbres ,sabía donde encontrar la llave. Entró y busco la cocina estaba sedienta, y en la mesa de la cocina había un gran sobre marrón. Lo abrió,y lo que había dentro eran diferente foto de ella y una nota que decía: Nosotros ya cumplimos nuestra parte o pagas,o nos cobramos nosotros. Llamó al policía, que le había dado la tarjeta, y esté le contó que había una isla donde prometían curar cualquier enfermedad, incluidas las sexuales. Vanesa le contó todo lo que sabia,y el policía le contó que la investigación estaba muy avanzada pronto le darían más noticias...


UNA GALLEGA MUY ANDALUZA


  Yo nací en un pueblo del norte de España, muy conocido por los peregrinos que hacen el camino de Santiago. Aunque nunca me sentí del pueblo, he de decir que es muy bonito. Es un pueblo muy turístico, donde sus calles adoquinadas, sus pazos encantados, sus grandes muros de piedra y sus arcos legendarios, te transportan a aquellos días del medievo. Días en los que en vez de bares había cantinas, y los supermercados, de hoy,eran puestos en las calles donde podías comprar desde fruta, flores, pescado,… A día de hoy cada domingo puedes encontrarte ,mujeres vendiendo en el casco viejo del pueblo,aunque sea ya más por un reclamo turístico,más que por necesidad. Tenemos una ría que es visita obligada,para todos los turistas,unos esperan ver el pez dorado de la leyenda de los enamorados, y otros quieren ver la cara de Carmeliña la niña que desapareció en el mar y por las noches,recorre el pueblo en forma de niebla. Por la mañana el sol se refleja en sus aguas haciéndolo parecer un mar de plata ,iluminando un día de invierno, como si fuera verano. En las noches de invierno, Carmeliña en forma de niebla, emerge de la ría y se adentra entre las calles, dándole al pueblo un aspecto tenebroso, qué sumado al olor, a humedad, la oscuridad, y los miles de leyendas, cuentos e historias que van de boca en boca, son capaces de asustar hasta al más valiente. Pero desde pequeña ya naces con miles de leyendas a tu alrededor, tal vez por eso ya no nos impresionan tanto, a los que somos del pueblo. Mi abuela, una gallega de nacimiento, pero una andaluza de sentimiento, era pasión lo que sentía por Andalucía. Le encantaba la alegría de sus gentes, la luz de sus días, los colores alegres de sus ropas, pero lo que más le gustaba era el flamenco. Quizás por eso, por escuchar como la voz de mi abuela se volvía tenue y aterciopelada cada vez que hablaba de esa tierra donde el sol te abrazaba todos los días del año. Quizás por eso yo me encariñe de todo eso que tiene Andalucía. En unas vacaciones decidí viajar a Andalucía, concretamente a Almería. Cumplí mi mayoría de edad en tierras Almerienses, entre el mar mediterráneo y el desierto. No tarde en hacer amigos, la gente me trato como si ya me conocieran de siempre. Cariñosos, amables y acogedores, son las palabras que más los definen. Una vez instalada y descansada del viaje, pude ver con tranquilidad todo a mi alrededor. Lo primero que me sorprendió fue ver sus montañas, rocosas y escarpadas, desnudas de árboles, con apenas algún arbusto, con una gran distancia los unos de otros. Otra de las cosas que me sorprendió fue que no se utilizaba la palabra bosque cuando se referían a un lugar de montaña y naturaleza, y si lo pienso bien, tenía hasta su lógica. Bosques, bosques no eran, y en su lugar utilizaban la frase, ir a la sierra, o ir a la montaña. Parte de esa desnudez vegetal era culpa del clima, los días eran muy secos y la lluvia solo nos visitaba dos veces al año. Descubrí entre sus riquezas,la gastronomía mediterránea, probando unos pequeños bocados de todo, llamados tapas. Son como platos delicatessen, pero en miniatura. Al cabo de un mes fuimos a Granada. Al llegar allí, un aire de sentimiento se apoderó de mí y por qué no decirlo, un poco de morriña también. Recordé una bella frase del escritor granadino, Federico García Lorca: Granada, la Galicia del sur. Y tenía razón, no sé si por el frío, la niebla, o la humedad me recordaba a mi tierra. Y tenía razón, no sé si por el frío, la niebla, o la humedad, pero me recordaba a mi tierra. Fuimos a La Alhambra de Granada, ahora entiendo por qué es una de las siete maravillas del mundo. Impresionante, me quedé sin palabras. Nos fuimos casi al atardecer, no sin antes disfrutar de esos últimos rayos de sol iluminando la ciudad de Granada. Eche una última mirada a la Alhambra, jurándome volver en otro momento. En ese mismo instante, de acorde de Aixa, la madre de Boabdil, y la frase célebre, no llores como mujer, lo que no supiste defender como hombre. Esa frase cobra vida cuando te vas alejando y no puedes dejar de mirarla, una auténtica maravilla que debió doler abandonar. Cuando visitas La Alhambra, entiendes bien esa frase. Volvimos a Almería. Tocaba descubrir la costa, pero lo que no me pensaba encontrar eran calas vírgenes donde casi nadie había estado, playas kilométricas donde se divisaba África y hasta playas tan famosas, donde se había rodado películas y series de cine. Almería, tierra de cine, es su eslogan publicitario. ,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,Muchas de las películas del western fueron rodadas aquí, un leve cosquilleo recorrió mi cuerpo, ¡estaba pisando suelo de cine!, era increíble. A la hora del almuerzo pidieron un plato muy típico de aquí, migas. Según me contaron era una tradición comer migas un día de lluvia, pero con lluvia o sin lluvia estaban muy buenas. Me contaron que era una comida de aprovechamiento cuando sobraba pan. Y sin pensarlo mucho vino a mí un postre que mi madre hacía, cuando sobraba pan, y a mis hermanos y a mí nos encantaba. Mi madre lo llamaba coca de pan. Pero con los años descubrí que no era más que un pudin, aunque el de mi madre tenía un toque especial. Al poco empecé a trabajar, me costó adaptarme a vivir sola, y a trabajar todo el día. Se trabajaba de lunes a sábado, pero terminabas tan cansada que no te apetecía ni salir de fiesta, y eso que dicen que en Andalucía no se trabaja. Los años en Almería se me pasaban muy rápido. Dicen que cuando te lo pasas bien, el tiempo vuela, pues la verdad es que se me pasaban las semanas volando. Estaba tan entretenida con amigos, trabajo, etc. Que casi no echaba de menos Galicia, aunque sin quererlo la tenía siempre presente. Ese sentimiento se acentuaba cuando llegaba la navidad. Acostumbrada a grandes reuniones familiares donde pandereta y la guitarra no paran de sonar en toda la nochebuena. Mientras los hombres encendían la barbacoa, a las tres de la madrugada las mujeres se preparaban para hacer chocolate con churros para servirlo a las cinco o las de la madrugada, una nochebuena que dura hasta terminar el día 25 de diciembre por la noche. Yo pasaba mis terceras navidades sola. Muchos amigos me invitaban a sus casas, pero eran días de familia y nunca acepte esas invitaciones. En esos días sí, echaba de menos mi Galicia, mi gente, y las costumbres navideñas familiares. Una de las cosas que más me llamo la atención en Almería era que no se cantaban en esos días, no que estuviera prohibido, es que no había esa tradición. Se pasaba la velada, tranquilamente hablando, o contando chascarrillos. De todas las provincias de andaluzas que visité, ALMERIA es la más seria, quizás porque sus gentes trabajan todo el día, y el trabajo del campo es muy agotador, o quizás como algunos me cuentan por aquí, se parece más a la gente murciana, más que a Andaluza. En Galicia no hay reunión sea navidad o una simple reunión de amigos que no canten. Eran en estos días de navidad, donde me paraba a pensar si verdaderamente Almería era mi lugar. Quise echarle la culpa a estos días de fiestas, que me hacían sentir sola, triste, y a veces hasta olvidada por mi familia. Una vez que pasaron estas fechas seguí conociendo un poco más de Andalucía, visité Sevilla, Málaga, Jaén, etc. Ya llevaba seis años en Andalucía, y todo lo que veía me gustaba, pero dentro de mí siempre había un, pero... Es bonita, pero mi calle… Es grande, pero mi iglesia... Es un día precioso, pero... Y los peros, empezaron a convivir conmigo todos los días. Me gustaba Andalucía, pero echaba de menos mi tierra, nunca pensé que llegaría a decir esto, pero echaba de menos hasta la lluvia. Viví un año más en ALMERIA, y descubrí verdaderos tesoros, entre mar y montañas, pero los peros de mi tierra cada día eran grandes. Terminé mi contrato de trabajo y el del alquiler también, era ahora o nunca. Hice las maletas llenas de ilusión, como si fuera de vacaciones a mi lugar favorito, mientras doblaba la ropa, guardaba mis recuerdos, y echaba un último vistazo a mi casa, que ya la había convertido en mi hogar, fue inevitable que una pequeña sonrisa, acompañada de unas lágrimas hicieran acto de presencia. Siete años de mi vida en tres maletas, y mil recuerdos que vivirán dentro de mí para siempre. Solo mi casera, que aparte de casera, siempre fue mi amiga, sabía que me iba, y la tenía a mi lado regañándome y disimulando con un pañuelo de papel secándose a cada momento las lágrimas. Como te vas a ir sin despedirte de nadie, no lo entiendo, me repetía una y otra vez.

una gallegandaluza 2

 Lo siento, no quiero ver lágrimas, no quiero ver caras tristes, no quiero que mi última imagen de vosotros sea esa. No, no podría soportarlo, los llamaré uno a uno para despedirme, cuando llegue a Galicia. De camino al aeropuerto le pedí al taxista que se diera unas vueltas por calles donde, estos siete años, había vivido. La cafetería de Mery, punto de encuentro, a cualquier hora, siempre encontrabas a alguien, si no estaban en sus casas, estaban allí. El armario de tu casa, donde Montse, la dependienta, siempre nos guardaba, la ropa más exclusiva. El parque de Tomás, que así lo habíamos bautizado porque un día Tomás se quedó dormido después de una noche de juerga. Tenía un nudo en la garganta, quería irme de allí, pero no me salían las palabras para decirle al taxista que fuéramos ya para el aeropuerto. Como si me leyera el pensamiento, el taxista se encaminó, hacia el aeropuerto. Eche una última mirada, como despidiéndome de alguien que quieres mucho y no hacen falta palabras para decirlo. Sentada en el avión, tenía un sentimiento cruzado, estaba contenta porque volvía a mi casa, pero a la vez muy triste porque dejaba amigos que eran como familia, y me planteaba, que quizás había sido una egoísta, por no despedirme de la gente que tan bien se habían portado conmigo. Por un momento, me hubiese gustado, que estuvieran allí mismo para despedirme, no lo había hecho bien, y seguro estarían enfadados conmigo, mejor irme. Y ya luego los llamaría e intentaría explicarles. Mire una última vez el móvil antes que la azafata dijese de desactivar móviles. Había tres mensajes de wasap, todos de Amelia mi casera, seguramente para volver a recriminarme que no me despidiera, y deseándome lo mejor, dude en abrirlo. Pero lo abrí, decía: por favor mira por la ventanilla. Mire sin saber muy bien que mirar, al fondo en la última cristalera de la terminal, había una gran pancarta sujeta por miles de manos y un montón de gente detrás de la pancarta. Me levanté fui al lado derecho del avión lo más cerca posible de la cabina para poder leerlo bien. Seguro sería alguna huelga de pilotos, o algo así, y me avisaba de eso. Según me acercaba podía ver que las letras que todavía no le encontraba sentido, estaban escritas con los colores de la bandera andaluza, y gallega. Estaba temblando, TE QUEREMOS GALLEGA-ANDALUZA.Y las lágrimas no se hicieron esperar, al ver que los que portaban la pancarta eran todos mis amigos, hasta Mery había cerrado el bar, por despedirme, Montse, Juan, Pepe, Tamara, Amelia, Luis, Pedro, Yuli, Marta, etc.…Lloraba y reía a la vez. Estoy segura de que volveré a ALMERÍA, y esta vez, con más motivos que la primera. En Almería tenía otra familia. Andalucía vive dentro de mí, y siempre seré una GALLEGANDALUZA.